qué es aftercare

¿Qué es el ‘aftercare’ y por qué se habla tanto de él ahora?

Durante mucho tiempo, el enfoque social y cultural sobre el sexo ha estado centrado casi exclusivamente en la excitación y el clímax. Sin embargo, una parte esencial de la experiencia sexual ha comenzado a ganar visibilidad: el aftercare. Este concepto, inicialmente conocido en los círculos del BDSM, está ahora entrando con fuerza en conversaciones más amplias sobre bienestar, consentimiento y vínculos afectivos.

¿Pero qué significa realmente el aftercare? ¿Por qué se ha convertido en un tema recurrente en medios, redes y debates sobre sexualidad? En Sala Luxx pretendemos responder estas preguntas, explorando no sólo qué es el aftercare, sino también por qué es cada vez más importante hablar de él.

¿Qué es exactamente el aftercare?

El término aftercare puede traducirse como “cuidados posteriores”. Hace referencia a las atenciones físicas, emocionales y psicológicas que se ofrecen a una o más personas tras una experiencia sexual o íntima intensa. Su objetivo es ayudar a las partes involucradas a procesar lo vivido, reconectar con la realidad emocional y garantizar que ningún vínculo quede dañado.

Aunque su origen es principalmente dentro del BDSM (donde las prácticas pueden llegar a ser realmente intensas tanto a nivel físico como mental), hoy el concepto se ha ampliado y se reivindica como parte esencial de cualquier encuentro íntimo, ya sea romántico, casual, afectivo o sexual.

El aftercare en el BDSM: su origen

En la cultura BDSM, el aftercare es una pieza fundamental del consentimiento informado y del vínculo de confianza entre quienes practican este tipo de relaciones. Después de una escena o sesión, el aftercare se considera casi un ritual. Puede incluir:

  • Contacto físico suave (abrazos, caricias).
  • Agua, comida ligera o hidratación.
  • Palabras de afirmación, validación emocional.
  • Espacio tranquilo para descansar.
  • Revisión conjunta de lo vivido (debrief).

Esto se debe a que algunas prácticas pueden generar lo que se conoce como “drop”, un estado emocional de caída de endorfinas, tristeza, ansiedad o vulnerabilidad tras la alta excitación. El aftercare ayuda a amortiguar estos efectos y a preservar el bienestar de quienes participan.

¿Por qué se habla tanto del aftercare ahora?

Hay varios factores que explican por qué el aftercare ha salido del nicho BDSM para convertirse en un tema central en la conversación sobre la sexualidad:

Cambio en la cultura del consentimiento

Vivimos una era de transformación profunda respecto a cómo se entienden el consentimiento, el placer y los límites personales. El movimiento Me Too y los debates sobre consentimiento explícito han fomentado una mayor conciencia sobre el respeto en las relaciones sexuales. El aftercare se presenta como una forma concreta de cuidar al otro, no solo antes o durante, sino también después del sexo.

El auge de las relaciones no convencionales

Con el aumento de las relaciones no monógamas, vínculos abiertos o encuentros casuales mediados por apps, muchos sienten la necesidad de reforzar la empatía, la comunicación y el cuidado emocional, incluso cuando no hay una relación sentimental tradicional. El aftercare se convierte en una herramienta para preservar el respeto mutuo más allá del vínculo amoroso.

Mayor visibilidad de la salud mental

Cada vez se habla más de salud mental, regulación emocional y autocuidado, también en el ámbito de la sexualidad. Entender que el sexo puede remover emociones, activar traumas y generar altibajos anímicos ha llevado a muchas personas a incorporar el aftercare como parte de su práctica sexual responsable.

¿Qué tipos de aftercare existen?

Aunque no hay una receta única, se pueden identificar diferentes formas de aftercare, que se adaptan a las necesidades individuales y a las características del encuentro.

Aftercare físico:

  • Abrazar, acariciar, hacer cucharita.
  • Compartir una manta, ducharse juntos, aplicar una crema relajante.
  • Ofrecer comida, bebida o descanso.

Este tipo de cuidado ayuda a reducir la tensión física y genera sensación de seguridad.

Aftercare emocional:

  • Preguntar cómo se siente la otra persona.
  • Validar emociones: ¿Estas bien? ¿Te sientes bien?
  • Ofrecer escucha sin juicio
  • Reafirmar el vínculo: “Gracias por confiar en mí”, “Me encantó compartir este momento contigo”

Sirve para gestionar emociones y reforzar la conexión interpersonal.

Aftercare a distancia:

En contextos de sexo casual o relaciones a distancia, el aftercare también puede darse por mensajes.

  • “¿Has llegado bien a casa?”
  • “Estoy pensando en ti, ¿cómo te sientes?”
  • Enviar una nota afectuosa o un emoji de cuidado

Aunque no hay contacto físico, este gesto construye un puente emocional tras el acto.

¿Por qué es tan importante?

Ignorar la dimensión posterior al sexo puede tener consecuencias no deseadas. Algunas personas pueden sentirse:

  • Vulnerables o expuestas emocionalmente.
  • Inseguras respecto a lo que ha significado el encuentro.
  • Tristes sin entender por qué (debido a los cambios hormonales post-clímax)

El aftercare ayuda a cerrar emocionalmente la experiencia y a consolidar un vínculo sano. No implica necesariamente implicación afectiva profunda, pero sí humanidad, cuidado y presencia.

Además, practicar aftercare no sólo beneficia a la otra persona. También permite revisarse uno mismo, identificar emociones propias y crecer en inteligencia emocional y erótica.

Aftercare no es obligación, es comunicación

Es importante destacar que el aftercare no debe ser impuesto ni forzado. No todas las personas lo necesitan del mismo modo. Lo más importante es hablarlo antes o durante el encuentro sexual. Algunas preguntas útiles pueden ser:

  • “¿Te gusta que nos abracemos después?”
  • “¿Prefieres quedarte un rato en silencio?”
  • “¿Te apetece que te escriba mañana para ver cómo estás?

Cada vínculo es distinto, y lo que a una persona le reconforta puede incomodar a otra. La clave está en crear un espacio de comunicación segura, libre de presiones.

¿Estamos ante un cambio de paradigma?

Que se hable tanto del aftercare no es casualidad. Estamos viviendo una transformación en cómo entendemos el sexo, más allá del rendimiento, la penetración o la genitalidad. El aftercare se inscribe en una visión más integral, consciente y humana de la sexualidad, donde el bienestar emocional importa tanto como el placer físico.

En redes sociales, plataformas educativas o medios especializados, cada vez hay más divulgadores hablando del tema, influencers sexuales promoviendo prácticas afectivas y terapeutas sexuales incorporándolo en su trabajo. No es exagerado decir que el aftercare se está convirtiendo en una nueva forma de alfabetización sexual, centrada en el cuidado y la responsabilidad afectiva.

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