El orgasmo masculino parece destinado a ser algo muy poco valorado, siendo el objetivo muchas veces tan solo “acabar” y sentir esa sensación placentera que se produce al eyacular. Quizá sea por desinformación, o simplemente por dejadez, pero lo cierto es que el placer del hombre puede ir mucho más allá de ese estímulo.
Hay que tener en cuenta que el género masculino puede caer en determinadas inseguridades y prejuicios provocados por las falsas expectativas que algunas veces crea el porno. Hay una necesidad imperiosa por parte del hombre de satisfacer a la otra persona, lo cual es positivo si se sabe manejar, pero en muchas ocasiones acaba significando no disfrutar del propio placer.
Cabe destacar que todos los orgasmos, desde un punto de visto físico, son de intensidades muy parecida, o al menos no hay estudios concluyentes que digan lo contrario, pero hay que tener en cuenta que la mente juega un papel muy importante en el placer. Así pues, si se consigue crear afecto, el placer será mayor que si no hay ningún tipo de “unión emocional”.
Aguantar la eyaculación puede aumentar la intensidad del orgasmo
Como se mencionaba en el párrafo anterior, la intensidad es difícil de medir desde un punto de vista físico, pero el cerebro puede hacer que consigamos un mayor placer. De esta forma, si conseguimos aguantar la eyaculación durante un periodo de tiempo prolongado, haciendo que las ganas vayan aumentando poco a poco, se conseguirá un climax mucho mejor en el momento final.
Para conseguir la excitación duradera, lo mejor es que ambas partes de la pareja se mantengan siempre al borde el orgasmo, aguantándose cada vez que se esté al límite hasta que, pasado un tiempo considerable, se decida acabar. En este sentido, los juegos eróticos, con actividades sexuales directas, son un método perfeto para ir calentándonos poco a poco.